(El nacimiento del automóvil) Hace más de cien años que no era nada raro que la gente se muriera sin haber viajado, incluso a ciudades cercanas de donde ellos vivían. El método más rápido para movilizarse era trasladarse o a caballo o en los medios de transporte tirados por estos animales. Había carruajes grandes y pequeños dedicados a transportar mercancías de todo tipo; otros eran utilizados para el servicio público, para aquellos que no podían tener sus propios carruajes, y otros, pertenecientes a particulares, tenían un uso privado.
Phillip Summer y Jenny Tyler, en su obra “El nacimiento del automóvil” nos refieren que existían diferentes tipos de carruajes de propiedad privada: los cabriolés, de cuatro ruedas, tirados por uno o dos caballos, con o sin asientos enfrentados, con una capota trasera, que podía ser plegadiza; las tartanas o calesines, comúnmente de dos ruedas, con cubierta abovedada y arrastradas por un caballo; los landós, de cuatro ruedas, con asientos para cuatro personas y capotas delantera y trasera; y las victorias, cuyo nombre recordaba a la reina británica de ese nombre, de cuatro ruedas, abiertos, con dos asientos enfrentados y dos capotas. 53 MB | PDF | Español | PDF | 05070611Sfrd
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